Tarjeteando por Florida...

Cientos de personas salen del subte de la estación Florida, de la línea B con el objetivo de llegar al trabajo como cualquier día de la semana. Y Cecilia no es la excepción. Pero decide que en vez de caminar por San Martín, va a ir por Florida. “Total es la misma distancia”, se convence. 
Pero en ese auto-convencimiento, se esconde una caminata por la peatonal de las compras, descuentos y tarjeteo. 
Mira el reloj y son las 9:15 am. Entra a las 9:30 hs. 15 minutos son 15 minutos. Y decide entrar en la casa de ropa deportiva porque ya están las promociones de las zapatillas escolares.  
  • “3 cuotas sin interés”, - le aclara la vendedora. 
Era lo que quería, lo que andaba buscando. El hijo de Cecilia tenía unas zapatillas negras en muy buenas condiciones para comenzar el colegio. Pero no le importó. Se las compró sólo porque se podían sacar en 3 cuotas sin interés. 
Salió del local, contenta. “Sino le puedo comprar algo a mi hijo, ¿para qué trabajo?”, - se seguía auto-convenciendo. 
Continuó por Florida, camino al trabajo. Pero de la mano de enfrente, un cartel muy colorido logró que Cecilia desviara su mirada, como si una mano invisible le hubiera corrido la cara. 
Y sí… la misma mano la empujó suavemente hacia adentro. En busca de esa promoción que le borró la memoria y no le hizo recordar que su placard desbordaba de remeras de vestir como las de la promoción. Y se las compró. En 2 cuotas sin interés… 
  • ¡Qué lindos colores elegiste! -, la elogió la cajera, mientras pasaba la tarjeta por el posnet. 
  • Gracias, lo que pasa que no tengo remera rosa chicle, otra color tierra y menos celeste pastel. 
Aunque Cecilia se olvidaba que tenía una remera rosa, otra marrón y otra celeste. En fin, salió con su bolsita y con el elogio de la cajera. 
Le faltaba una cuadra para su trabajo. Solo una cuadra. Empezó a apurar el paso. Con su cartera, las bolsas de las compras y una bolsa con el almuerzo (que se había llevado de su casa para no gastar!!!). No le quedaban manos libres, pero cuando llegó a la esquina y con el dedo meñique aceptó la revista de promociones de una conocida farmacia. ¿Tendrá promociones en Paracetamol para calmar el dolor de cabeza cuando tenga que pagar la tarjeta? 
Y sí… porque no era un día distinto. Todas las mañanas Cecilia se auto-convencía al salir del subte y en vez de caminar por otra calle, elegía Florida como su ruta preferida. Y casi todos los días había algo distinto que lograba la atención de Cecilia.  
“Si no me lo puedo comprar…”, es y será su frase de cabecera. 

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